En pleno Barrio de Santa Cruz, se encuentra la calle Susona, que parte de la Plaza de Doña Elvira y termina en la calle Pimienta.
Antiguamente se llamaba calle de la Muerte a causa de la calavera
de la judía sevillana Susona, apodo de
Susana Ben Susón, que destacaba por
su belleza, hija de un banquero judío converso llamado Diego Susón.
Los judíos fueron un colectivo oprimido
en Sevilla e incluso llegó a producirse una matanza en la judería en
1391. Sobre 1480 los judíos en Sevilla, Carmona y Utrera tramaban
una conspiración para desestabilizar
el Estado y uno de sus cabecillas
era el padre de Susona, reuniéndose estos
en su casa. Susona era pareja de un joven cristiano, y por
miedo a lo que estaba pasando se lo contó todo. El cristiano acudió al asistente
mayor de la ciudad de Sevilla, Diego de Merlo,
para informarle de lo que le había contado Susona, acudiendo este con tropas a una de las reuniones y arrestó a todos los judíos,
que fueron condenados a muerte y posteriormente ahorcados en Tablada.
Susona sufrió un gran sentimiento de culpa
por haber traicionado a su padre y se recluyó en un convento. A su muerte ordenó que su cabeza fuera colgada de la puerta de su
casa, en el Barrio Santa Cruz de Sevilla, para recordar a la gente su
traición. Sin embargo, la cabeza se pudrió, estando allí hasta entrado el año
1600, siendo sustituida por un candil. Posteriormente, en el siglo XIX se
cambió el candil por un azulejo
donde se muestra su calavera.
Se muestran continuación las fotografías de este mismo lugar y los comentarios tal y como se hicieron públicos el día 16 de octubre de 2016.
Este artículo se hizo público el día 16 de octubre de 2016, pero con posterioridad
se ha producido un hecho relevante. El azulejo que se encuentra en la fachada y cuenta la historia de la Susona, ha sido ocultado
bajo una capa de pintura al pintar el edificio colindante.
Con este hecho, Sevilla pierde un punto de interés
turístico y la posibilidad de que sus visitantes
conozcan una parte de su historia, en el emblemático Barrio de Santa Cruz.
Figura a continuación
una fotografía tomada el día 30 de julio de 2017, en la que se ve
el estado del azulejo en el que se contaba la historia de la Susona.
A la izquierda de la ventana se ve el azulejo cubierto de pintura en el que se contaba la leyenda de la Susona (30 de julio de 2017) |
Azulejo bajo un balcón de la casa de Susona, con su calavera, en el lugar en que estuvo colgada su cabeza hasta entrado el año 1600 (Septiembre de 2016) |
Azulejo con la Calavera de la bella Susona (Septiembre de 2016) |
Foto derecha: Calle Susona, desde la la Plaza de Doña Elvira, con una fachada de la casa de la Susona al fondo
Casa de la Susona (Septiembre de 2016)
Antiguo azulejo con el nombre de calle de la Muerte en la esquina de la actual calle Susona con la Plaza de Doña Elvira (Agosto de 2016) |
Nombre actual de la antigua calle de la Muerte, en la esquina con la Plaza de Doña Elvira (Agosto 2016) |
En la casa de Susona existe un azulejo que cuenta
la historia, donde dice:
Los hechos acaecidos en Sevilla en el año de 1391, en
que se persiguió hasta la muerte de aproximadamente 4000 personas por cristianos
convencidos por Ferrant Martinez (Fernando Martínez), arcediano de Ecija, provocó
el sentimiento de venganza consiguiente conspirándose una sublevación entre los
que se encontraban altos cargos de la ciudad.
Diego Suson era uno de los conspiradores. Tenia una
bella hija conocida como “la hermosa hembra”, que a espaldas de su padre era
amante de un ilustre caballero cristiano. En la espera a que se fuera a dormir
su padre para acudir a escondidas a su cita con el heráldico caballero, escucho
las palabras que en reunión decían los conspiradores en preparación del plan a
seguir, y en el que se incluía la muerte de su amante.
Una vez terminada la reunión y acostado Diego Suson,
la bella Susona acudió a la cita y reveló a su amante el contenido de la
conversación. Inmediatamente el caballero informó al asistente de la ciudad
Diego de Merlo, que con sus mejores alguaciles y demás confianza, recorrió las
calles visitando los domicilios y haciendo presos a los participantes del intento
de sublevación. Estos fueron ajusticiados en la horca unos días después.
El mismo dia de la muerte de Diego Suson, su hija, “la
hermosa hembra” en reflexión, convencida de que traicionó a su padre por
favorecer a su amante, y atormentada, acudió a la Catedral pidiendo confesión.
Le atendió Reginaldo Romero, obispo de Tiberiades y también Arcipreste, quien
la bautizó y le dio la absolución, aconsejándole como penitencia retirarse a un
convento. Así lo hizo hasta sentirse tranquila de espíritu y volvió a su casa
llevando una vida cristiana y ejemplar hasta su muerte.
Cuando abrieron el testamento de la Susona encontraron
una clausula que decía “Y para que sirva de ejemplo a los jóvenes y en
testimonio de mi desdicha, mando que cuando haya muerto separen mi cabeza de mi
cuerpo, y la ponga sujeta en un clavo sobre la puerta de mi casa, y que allí
para siempre jamás”.
Su deseo se cumplió, y su cabeza estuvo expuesta desde
finales del siglo XV hasta entrado el año 1600.
Esta leyenda es un hecho rigorosamente histórico
nombres de los participantes en la reunión,
incluso frases promulgadas por Diego Susón en su traslado al patíbulo
según hay constancia por testigos presenciales.
“Es aquí donde la Susona pasó su vida, amor y traición.”
Azulejo que narra la historia de la bella Susona (Agosto de 2016) |
Azulejo que cuenta la historia de Susona y azujejo con su calavera, en la fachada de su casa
(Agosto de 2016)
|
En otra fachada de la casa de Susona existe otro
azulejo que dice:
EN ESTOS LUGARES, ANTIGUA CALLE DE LA MUERTE PUSOSE LA
CABEZA DE LA HERMOSA SUONA BEN SUZÓN, QUIEN POR AMOR A SU PADRE TRAICIONÓ Y POR
ELLO ATORMENTADA DISPÚSOLO EN TESTAMENTO.
MCDLXXXI
Azulejo en la calle Susona que relata la historia de la hermosa Susona (Agosto de 2016) |
Azulejo que relata la historia de la Susona en una de las fachadas de su casa (agosto de 2016) |